sábado, 31 de enero de 2009

Reflexiones II. La izquierda que conocí

“El cambio social es un pronóstico y entre el pronóstico y la esperanza hay una distancia considerable”. Teodoro Petkoff, Democracia para el Socialismo 1981.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Don Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño 1635.

En honor a Gustavo Hernández Salazar: tío, amigo, arquetipo silente de lo que creo.

Por medio de uno de mis alumnos, cayó en mis manos un documento producido por la Dirección Nacional del partido político Podemos, en el cual se plasma su posición oficial frente al inconstitucional proceso de enmienda que sufrimos los venezolanos hoy día. Consta de 5 elementos, de los cuales no quiero emitir valoración alguna, sino más bien usarlo como plataforma para plantear una discusión que debe ser asumida en algún momento del futuro cercano. Me refiero a la izquierda venezolana y su delicado estado de salud actual.
Me he formado en la izquierda, bajo sus postulados y creyendo en la disensión y la crítica como forma natural de vida. Bajo la tutela de imperceptibles mentores, quienes sin querer (o queriendo), me han llevado a pensar y reflexionar como ahora lo hago; de quienes aprendí que “somos hijos de la discusión” (muy cierto padre mío) y que para ser verdaderamente de izquierda hay que leer muchísimo, escuchar muchísimo y equivocarse aún más. Los héroes de mi primera juventud fueron el fulgurante Petkoff y inteligentísimo Domingo Alberto Rangel; soñaba de adolescente con aprender a hablar como el primero y a escribir como el segundo. Aprendí con ellos a soñar con un país distinto al que conocieron mis padres, a estar consciente de mi entorno y de la imperiosa necesidad de construir un futuro mejor para los míos, apegado siempre a las premisas de la justicia social, del cambio profundo de las estructuras y la mentalidad del venezolano. Luego comprendí que para hacer realidad esos sueños compartidos, necesitábamos el Poder. Y llegó Chávez. Ahora recuerdo el viejo adagio de los chinos: “cuidado con lo que sueñas, porque se puede volver realidad”.
Pero la ascensión de Chávez no fue la obvia victoria de la izquierda que tanto ansiaba. Llegó la Constituyente y comenzaron las dudas. El crítico sector que tanto admiro (todavía lo hago, con mis diferencias) comenzó a abrirse, a espantarse de la tramoya podrida que comenzaba a cocerse. Yo quería soñar, pero el sentido común no me lo permitía. Chávez me hablaba en mi idioma, con mis palabras, con el léxico y el imaginario que ansiaba, pero la realidad me decía otra cosa. Un día con muchísimo horror comprendí que todo era un sueño, que todo era mentira; que Chávez y sus seguidores mutan y se adaptan a las necesidades de su entorno y su léxico puede ir desde el proverbial sustancialismo hegeliano (¿quieren entender a Chávez?, olviden a Marx, vayan a la fuente: Hegel) al pragmatismo cachondo y brutal de un dictadorzuelo bananero. Si me permiten la analogía: el discurso oficialista es como el dial de la radio, según la necesidad puedes escuchar Wagner o puedes irte el Reggaetón más arrabalero. Como lo quieras.
Mi preocupación creo que tiene fundamentos válidos. La izquierda venezolana se esfumó, se terminó de desangrar con el pragmatismo y complacencia de los años 80 y 90. La gorda billetera de nuestro presidente terminó de dar la estocada final, el golpe certero al alma del creyente revolucionario. Ahora izquierda en la mente del venezolano es sinónimo de cualquier cosa, menos lo que debió ser. Y peor aún, para nuestra juventud actual, izquierda es igual a Chávez. Tamaña y dolorosa equivocación.
Lamentablemente pareciese que no queda nada de aquello que me enseñaron a querer y respetar, ahora ser de izquierda es licencia para decir o hacer cualquier barbaridad. Si revisan las posiciones de los actores políticos actuales, el contenido de sus posiciones es poco o nulo. Aquí estamos como en la guerra que desangró a nuestro país en los estertores del siglo XIX: Si ellos son centralistas, nosotros somos federalistas. El discurso maniqueo es lo que abunda en la fauna política nacional; una encerrona al criterio propio; un atentado a la inteligencia. Es la pavorosa lengua del fanático, repleta de hipocresía.
Pues en medio de mis tribulaciones ideológicas, que parecieran no estar de moda en estos tiempos, he visto un rayito de luz. Lejos, casi imperceptible, pero está ahí. El documento que les mencioné ad initium, contiene un pensamiento de lo que me atrevo a llamar (a riesgo de herir susceptibilidades) de “protoizquierda postmoderna”. Más allá de lo evidente (Leon-O dixit), de la notoria inconstitucionalidad de la propuesta de enmienda, de la corruptela que ampara, del exacerbado ventajismo oficial y de las artimañas usadas para lograr su aprobación a cualquier precio, Podemos presenta un pensamiento que lamentablemente no he visto en la oposición venezolana; que me inspiró a hacer pública algunas mis ideas que generalmente comparto en privado. Me refiero a la imposición.
Estamos en presencia de la imposición sistemática y la fuerza de un modelo político personal que difiere por completo de todo aquello que debe representar la izquierda actual. Se nos quiere gravar con el peso de la bota militar y la sordidez de una nueva clase burguesa. En nombre del progresismo postmoderno se nos quiere hacer ver que estamos “pariendo” un nuevo modelo político- económico. Nada más alejado de la realidad. Estamos en presencia de la adaptación del mismo sistema político que tanto criticamos; es la mutación hacia el control y protección del Poder bajo cualquier costo. Es el Poder por el Poder mismo.
Soñé que necesitábamos el poder para cambiar las cosas. Lo he comprendido: era cierto, pero no como quería.
Ahora sueño que sueño con la Revolución para la que me preparé y que no ha llegado... Aún...

miércoles, 28 de enero de 2009

Carabobo FC

El fútbol es una pasión, es una manera de respirar. Nada me hace tan feliz como el gol de mi equipo, una finta bien hecha, un pase inteligente, una zancadilla a mis contrarios. Así, junto a mi computadora y los libros, el fútbol es mi pasatiempo principal.
El domingo pasado estuvimos presentes en la inauguración del Torneo Clausura, en el cual compite nuestra escuadra regional, el bienquerido Carabobo Fútbol Club. Esta pequeña nota la voy a dedicar a diversas situaciones que verifiqué y que merecen un aplauso y una crítica.
En general el aspecto del estadio y el ambiente que se respiraba era de fútbol, situación que antes no ocurría; en tiempos pasados el estadio era un funeral en días de juego, no sólo por la baja asistencia sino por la poca entrega del público a lo que hacían nuestros jugadores en cancha, para bien o para mal. El público es el jugador N° 12 en cancha, nada hacemos con ir a ver un partido sin animar y corear las jugadas, ese factor psicológico es importante para el desenvolvimiento del juego. Esta vez vimos un público un poco más participativo, preocupado y conocedor.
Pero quizás en este aspecto haya que aplaudir la decisión de la directiva de traer a nuestra “barra brava” a los laterales de sombra, más cercanos al público en general y envueltos en lo que sucede en el partido. Escuché algunas quejas del público sobre algunas “palabrotas” y frases soeces proferidas por estos muchachos durante el juego, incluso una señora algo encopetada pretendía pasar una carta de protesta por un canto muy particular: cuando el arquero rival hace alguna jugada importante o se lesiona, se le dice que “ese no es un arquero, es una ‘meretriz’ de cabaret” (sustituya “meretriz” por su versión altisonante).
El fútbol es un deporte de contacto, de fuerza, de habilidad y estrategia, pero con un altísimo contenido de agresividad. Es imposible que usted vaya a un juego de fútbol y se siente a verlo sin pronunciar la más mínima “palabrilla” a los jugadores contrarios o a un árbitro de medio pelo. Y nuestros “granadictos” (como se hace llamar la “barra brava”) se encargaron de hacer lo que deben hacer. Es una decisión acertada de la directiva y les felicito por ello.
De igual forma, hubo una puesta en escena interesante, se fortaleció el expendio de comidas y bebidas, cosa que antes alejaba a las familias de los juegos. Igualmente vimos buena seguridad y un sistema práctico de atender las emergencias en el lugar. Ví con alegría una pequeña orquesta que tocó el himno nacional en vivo y dos excelentes cantantes que nos hicieron los honores previos. Quizás en el intermedio alguien olvidó que son sólo 15 minutos entre cada tiempo, y dejaron que los cantantes se extendieran en su acto, mientras el juego se iniciaba y el público se quejaba (entre ellos yo). Eso debe corregirse de inmediato. Debo recordarles que si bien es una alegría ir al estadio cada domingo a acompañar a nuestro equipo, no vamos a una feria; es una batalla futbolística lo que se da en el terreno y es el objeto principal de la atención del público, ergo, es lo que debe recibir mayor atención.
En lo futbolístico queremos ser optimistas. Lo que vi no me gustó. Vimos un equipo roto, sin magia, sin gol. El delantero nuevo, argentino para más señas, lo vimos sin alimentación, y los pocos balones que tocó fueron neveras y ladrillos que le llegaban. Lo único rescatable fue a actuación de nuestro 10, Pablo Aranda, quien se multiplicó en la cancha buscando el hueco, levantando la cabeza y haciendo algo. El contrincante no mostró nada, absolutamente nada; perdimos el juego porque no hicimos lo suficiente, así de simple. Confiamos en nuestro técnico, quien nos ha demostrado conocimiento y arrojo. Esperamos una mejor actuación en nuestra próxima fecha.
Por último, me alegra ver la cara de nuestro admirado profesor Efraín Pérez Ortega en estas actividades. Su experiencia y sobre todo su sagacidad serán un aporte valioso para mi querida escuadra vinotino.

jueves, 22 de enero de 2009

Absurdos I

Siguiendo un poco el método que he elegido para publicar mi opinión libremente, abro una sección que intitulo "Absurdos". En ella quiero reflejar sucesos, declaraciones, ideas y cualquier elemento de convicción que, en mi criterio, correspondan al mundo bizarro y bárbaro de lo absurdo.
Esta vez, leo con preocupación (y cada vez menos asombro) las declaraciones de la diputada del Consejo Legislativo del estado Carabobo (CLEC) Betzabeth Arroyo, quien funge como la presidenta de la Comisión de Seguridad de nuestro máximo órgano legislativo estadal. Dicha representante (PSUV) señala que van a investigar a la Policía del estado Carabobo (PC) por supuestas agresiones a algunos "compatriotas" que manifestaban "pacíficamente" por el SI "en las calles de Valencia".Eso es un ABSURDO. Denuncia que la PC es una fuerza de choque de un partido político y de una opción política. Eso es un ABSURDO. Es un absurdo simplemente porque cuando el Gobernador era Acosta Carlez, la PC hizo cuanto quizo en contra de nosotros (cuantas veces no fui junto a la Abogada y excelente amiga Adelba Taffin a sacar estudiantes detenidos en manifestaciones, maltratados y golpeados), nunca vi o escuché a esta señora clamar por justicia.
¿Por qué la Diputada Arroyo no se dio una vueltecita por la inmediaciones de C.C. Espacio La Ceiba ayer en la mañana? Y si estaba ocupada en sus quehaceres legislativos, ¿Por qué no fue un "momentico" a las adyacencias del Fuerte Paramacay a eso de media tarde?
¿Quién puso a los revoltosos en los autobuses y lanzaban bombas y piedras? ¿A quienes protegían los soldados del General Alcalá ayer tarde?
Hoy, en medio de las actividades propias del ejercicio libre de la profesión, un cliente me comentó casi con resignación: "Este Gobierno es tan malo como todos los que hemos tenido, pero mucho más descarado". Ahí tienen, eso si es descaro.
Esta es la declaración de la Diputada Arroyo:
http://el-carabobeno.com/p_pag_ava.aspx?id=257

Carta Abierta I

Estimado General:
El día de ayer se realizó una marcha en nuestra ciudad, destinada a protestar pacíficamente en contra de inseguridad y la delincuencia. Lamentablemente los únicos que íbamos pendientes del aspecto pacífico éramos nosotros... Hubo confrontación, como bien usted lo debe saber. El resultado también lo conoce, se logró el objetivo a pesar de la violencia aquellos insensatos que apelan a ella. Pero lo que le quiero decir no reside en eso, eso es historia ya (no es que lo olvide, eso nunca).

Mi pequeña esquela es sólo para señalarle algo que usted sabe muchísimo mejor que yo: los civiles no son militares. No es perogrullada ni ánimos de ser "obviólogo". Sus acólitos detuvieron a 9 estudiantes universitarios que ejercían su legítimo derecho a protestar; a disentir, a reclamarle a todo pulmón que lo que usted y sus iguales consintieron el día de hoy.

El problema estimado General es que los universitarios vivimos en medio del fragor de las ideas, nuestro día a día es la confrontación del pensamiento y por ello estamos en la obligación de ser críticos con nuestro entorno. Con sus atropellos no nos va a convencer de pensar igual…

Quizás para usted criticar o disentir sea una felonía, pero ahora le digo que NO.

Quizás sus soldados consideren que un estudiante que protesta merece ser apaleado y confinado en sus calabozos, pues ahora le digo que NO.

Quizás usted sea del criterio que la revolución nos tiene que entrar a como dé lugar, así sea amparando a criminales que golpean y amedrentan a ciudadanos pacíficos; pues le informo que NO.

Quizás usted confíe en la “legalidad” oficialista y ponga sus anhelos en un Derecho torcido… Pues con una sonrisa en la cara le digo que NO.

¿Cómo cree usted que puede procesar a dos civiles (estudiantes universitarios de ñapa) como si fueran militares? Estimado General, le digo que NO.

Con mucha responsabilidad le indico que el problema de fondo no es su criterio, ni el mío… El problema de fondo está en el terrible ambiente de polarización y la desazón que esto produce. El problema está en que los venezolanos ya no nos podemos mirar a los ojos sin preguntarnos: ¿Será rojo o azul? Lo que usted ampara con su complacencia es lo construye el entorno de miedo y rabia que se respira en la calle; lo que usted admitió con su conducta permisiva me demuestra (una vez más) que ustedes no creen en la democracia.

Hoy estuve en mi lugar, donde me toca, en mi salón de clases; esa es mi trinchera General. Pero que sorpresa la mía cuando me encuentro con los zancudos nada más… Los estudiantes estaban al frente de su Cuartel reclamando por sus compañeros injustamente detenidos por sus soldados. Entre sus trofeos de guerra (9 en total), se encontraba uno de mis alumnos y uno de mis mejores amigos. Me dirigí a las puertas de su Cuartel, como Abogado y Profesor de la UC; no pude siquiera bajarme del carro. Los estudiantes (y un periodista de El Carabobeño) fueron golpeados, robados (si, ROBADOS) y algunos heridos, teniendo que refugiarse en un centro comercial cercano. No me lo contaron, yo lo viví.

Le puedo conceder (no queda de otra) que usted coloque a estas personas en las afueras, ya que es algo que se viene dando desde mi época de estudiante… está bien, hágalo, abuse de su derecho, estamos acostumbrados… ¿Pero está usted consiente que esas personas golpeen, roben e hieran a estudiantes FRENTE A SUS SOLDADOS? ¿No se enteró que en sus narices se cometieron delitos, se esgrimieron armas de fuego y sus soldados no movieron un dedo? ¿Esos son los militares que se supone están para cuidar nuestras fronteras y el resguardo de los venezolanos? ¿O es que sus soldados sólo cuidan a quienes se pongan una franela roja?

Los universitarios, como me dijo un excelente amigo hoy, tenemos un tizón en el pecho pero una bolsa de hielo en la cabeza…

Mi estimado General NO me diga usted que NO posee lógica mi carta.

lunes, 19 de enero de 2009

Reflexiones I

Una de las cosas maravillosas que poseemos los humanos, a pesar de no ser de mucho uso en estos tiempos, es la habilidad de reflexionar. A pesar de que la afirmación anterior parece obvia, en estos días postmodernos es necesario hacer pausas y reconocer nuestro entorno.

Digo esto no por el somnífero afán de sermonear, sino por contarles (y más que contar, pensar en voz alta) algunas de mis reflexiones sobre lo que estamos viviendo política y socialmente en nuestra patria. Fíjense que adrede obvié el calificativo “jurídico” que pareciese el más correcto según mi posición; ya tendremos ocasión de explicarnos mejor.
La semana pasada retomé mis actividades académicas en nuestra amada UC, en la cátedra que a bien nos toca dirigir, Derecho Constitucional. Juro que pasé gran parte de las fiestas decembrinas pensando que iba a decir en clases acerca de lo que actualmente vivimos: ¿Cómo explico una propuesta de enmienda que no debió ser siquiera tomada en cuenta? ¿Cómo les digo a mis alumnos que lo que vemos en el salón de clase no se parece (ni en juego) a lo que sucede en la vida real?
El día pautado para clases llegué preocupado pero firme, dispuesto a ser franco y sincero. A veces, uno se contiene de expresar toda la profundidad de alguna cosa, para evitar una sobrecarga de información y hacer nacer una serie de inquietudes que todavía no corresponden. Pero ese día decidí hacerlo de una manera distinta, ese día decidí que debía mostrar mis verdaderos pensamientos (y temores) sobre lo que estamos viviendo; no puedo subestimar el criterio de los universitarios.

Obviamente esto no es una clase de Derecho ni pretendo que sea así. Pero les resumiré a todos aquellos que han llegado hasta aquí, que dije y que voy a seguir diciendo hasta que tenga una hebra de fuerza en mi corazón:
  1. La propuesta de enmienda es inconstitucional. El 2 de diciembre de 2007 el pueblo dijo que NO. Eso creó lo que llamo (nomenclatura mía) una “cosa juzgada política”, es decir, es un tema que no puede volver a ser discutido de nuevo durante el mismo periodo constitucional. Lo que se propuso en esa época (que incluye el mecanismo de reelección sin límite temporal) fue rechazado y no puede ser planteado de nuevo, BAJO NINGÚN MECANISMO DE TRANSFORMACIÓN CONSTITUCIONAL.
  2. Argüir que no es una reforma sino una enmienda es un eufemismo malsano. Cuando se nos dice que si se puede por la vía de la enmienda transformar la Constitución, luego de haber sido rechazado el contenido de la propuesta de reforma pasada QUE INCLUYE EL MISMO CONTENIDO, se nos está mintiendo descaradamente y ello no tiene otro objetivo que revestir de legalidad una propuesta que fue negada categóricamente.
  3. En Europa existe la reelección indefinida sólo en algunos sistemas parlamentarios. Esto es uno de los más arteros postulados que he revisado: la reelección indefinida para el poder ejecutivo se produce en algunos países de Europa debido a que su diseño constitucional se basa en un sistema parlamentario, es decir, que el eje en torno al cual gira la actividad estatal es el órgano legislativo. Nada más alejado de nuestra realidad, nosotros vivimos bajo un esquema presidencial con ánimos centralistas y autocráticos. Intenten proponer en un sistema parlamentario que los representantes puedan postularse una y otra vez sin ningún límite temporal… La respuesta sería obvia…
  4. Lo que verdaderamente vulnera la propuesta de enmienda no es el principio de alternación, la enmienda atenta contra los cimientos de la democracia como sistema. Muchos de mis maestros y amigos han planteado la necesidad de luchar en contra de la enmienda debido a que el principio de mandatos alternativos se ve afectado por la propuesta del Presidente de la República. Comparto a medias dicha afirmación; con mucho respeto les digo que lo verdaderamente afectado por esta enmienda es el modo de vida democrático que nos dimos en el año 1936, reiterado en 1945 y 1961, para luego ser reformulado (con visos de vanguardia) en 1999. A veces creemos que vivimos en democracia porque tenemos elecciones cada cierto tiempo (¡¿?!), hay partidos políticos y una esfera de discusión política. Eso es sólo un pequeño aspecto de la democracia: la democracia mis amigos es una forma de vida, que se respira y se practica cada día; no se es demócrata de a ratos… Es una manera de ver y vivir la vida.

Con estas ideas fue que pude responder a las inquietudes de los universitarios, de todos los colores, de todas las tendencias; hasta los más reservados y tímidos tuvieron algo que decir o pensar. Puede que usted que lee estas líneas no piense igual que yo, pero le aseguro que sería incapaz de señalarle o excluirle por pensar distinto.

Más adelante haré algunas ampliaciones de estos pensamientos en voz alta que hago hoy, con diversas precisiones históricas que me gustaría rescatar para ustedes y que sirvan de piedra angular para levantar su propio criterio.

¡Libertad e Igualdad!