martes, 9 de agosto de 2011

¿Para qué sirve una Constitución?


“And the sky is filled with light / Can you see it? / All the black is really White / If you believe it”
Trent Reznor, “In this twilight” 2007.

La semana pasada les hablé de mi idea de Constitución, haciendo énfasis no sólo en su aspecto externo (como un cuerpo normativo fundamental y superior) sino en su esencia: una decisión política fundamental, donde un pueblo se plantea un proyecto de vida para ellos y las generaciones por venir.
Una de las críticas que hago a la forma actual de enseñar el Derecho Constitucional, es que lo alejamos de la realidad de la gente; la corriente ortodoxa la ha convertido en una especie de “saber supremo“ que ha transformado mucho de sus conceptos básicos en hermosos “jarrones chinos”: se ven muy bien pero no sirven para mucho.
Esta vez quiero compartir con ustedes mi opinión sobre la función de la Constitución, es decir, cual es su rol en la vida social y como la vemos influir en nuestra vida diaria. Generalmente nos enseñan que la Constitución fundamenta al Estado y su actuación, pero se olvidan de explicarnos que hace algo mucho más sublime: la Constitución ORIENTA, PROTEGE Y LEGITIMA. Veamos:
1.       ORIENTA: Porque plantea una situación ideal para el pueblo y le fija un norte a la actuación del Estado y sus estructuras. La sociedad se fija una meta a largo plazo, estableciendo los arreglos necesarios (el Estado) para obtener esa meta deseable. Cada vez que acudamos a la Constitución, debemos entenderla como un plan admirable, el cual debemos concretar en la realidad.
2.       PROTEGE: Porque el Poder que el pueblo le entrega al Estado para que lo organice, puede ser utilizado en su contra. Recordemos que el Poder se ejerce por medio de personas, que poseen las mismas virtudes y defectos que cualquiera; y esos defectos tienden a maximizarse con el uso del Poder. Por ello, la Constitución debe limitar el uso de ese Poder, ponerle balances y crear barreras que cuiden al ciudadano común, cuando éste interactúe con el Estado.
3.       LEGITIMA: Porque la Constitución hace real y tangible la relación que se produce del contacto entre el Estado y la Sociedad. Ambos poseen metas y estructuras disímiles, pero se necesitan uno al otro para lograrlos: La Sociedad necesita de un Estado que la organice, y el Estado necesita una Sociedad que organizar. Afirmo que legitima, porque lo que vincula al Estado y la Sociedad es el Poder; y la Constitución hace real ese Poder, lo limita y orienta a valores compartidos por todos.
¿Alguna vez ha usted conocido (o vivido) una relación sentimental, donde el amor puede confundirse con algo totalmente contrario, como el odio? Bueno, es la mejor analogía que puedo hacerle de la relación entre el Estado y la Sociedad: son la típica pareja que se ama y se odia, que viven peleando pero al final del día se necesitan uno al otro. Pues de esa fricción natural de acercamiento y alejamiento entre esta pareja “dispareja”, se desprenden las principales estructuras que fundamentan el Derecho Constitucional y las Ciencias Políticas. La Constitución no se escapa de eso, y su rol es NECESARIO para que esa relación se mantenga estable, definiendo lo que corresponde a cada uno de ellos. La Constitución garantiza que esa relación no se salga de cauce y haga daño, en especial a la Sociedad que es la más débil en esta “relación”.
La Constitución debe definir lo que es tuyo (SOCIEDAD), lo que es mío (ESTADO) y lo que es nuestro. La Constitución ORIENTA a la sociedad y sus estructuras; PROTEGE a la sociedad del Poder y LEGITIMA la relación entre el Estado y la Sociedad. Por eso, recordando lo que hablamos en nuestro artículo anterior, la Constitución debe reunir a los factores reales de la sociedad y representar sus valores y creencias; ella debe ser un espacio de encuentro y unión para todos. La Constitución es un estandarte para todos, no para una parte de la sociedad; nos cuida y establece el camino a seguir.
Usted puede reflexionar y decir: ¡pero en la realidad pasan cosas que no están adecuadas a la Constitución!.. Eso fortalece mi opinión, porque esa disparidad entre la realidad y la Constitución es lo que hace que cada uno de nosotros se empeñe cada día en construir el Mundo Mejor.