jueves, 22 de enero de 2009

Carta Abierta I

Estimado General:
El día de ayer se realizó una marcha en nuestra ciudad, destinada a protestar pacíficamente en contra de inseguridad y la delincuencia. Lamentablemente los únicos que íbamos pendientes del aspecto pacífico éramos nosotros... Hubo confrontación, como bien usted lo debe saber. El resultado también lo conoce, se logró el objetivo a pesar de la violencia aquellos insensatos que apelan a ella. Pero lo que le quiero decir no reside en eso, eso es historia ya (no es que lo olvide, eso nunca).

Mi pequeña esquela es sólo para señalarle algo que usted sabe muchísimo mejor que yo: los civiles no son militares. No es perogrullada ni ánimos de ser "obviólogo". Sus acólitos detuvieron a 9 estudiantes universitarios que ejercían su legítimo derecho a protestar; a disentir, a reclamarle a todo pulmón que lo que usted y sus iguales consintieron el día de hoy.

El problema estimado General es que los universitarios vivimos en medio del fragor de las ideas, nuestro día a día es la confrontación del pensamiento y por ello estamos en la obligación de ser críticos con nuestro entorno. Con sus atropellos no nos va a convencer de pensar igual…

Quizás para usted criticar o disentir sea una felonía, pero ahora le digo que NO.

Quizás sus soldados consideren que un estudiante que protesta merece ser apaleado y confinado en sus calabozos, pues ahora le digo que NO.

Quizás usted sea del criterio que la revolución nos tiene que entrar a como dé lugar, así sea amparando a criminales que golpean y amedrentan a ciudadanos pacíficos; pues le informo que NO.

Quizás usted confíe en la “legalidad” oficialista y ponga sus anhelos en un Derecho torcido… Pues con una sonrisa en la cara le digo que NO.

¿Cómo cree usted que puede procesar a dos civiles (estudiantes universitarios de ñapa) como si fueran militares? Estimado General, le digo que NO.

Con mucha responsabilidad le indico que el problema de fondo no es su criterio, ni el mío… El problema de fondo está en el terrible ambiente de polarización y la desazón que esto produce. El problema está en que los venezolanos ya no nos podemos mirar a los ojos sin preguntarnos: ¿Será rojo o azul? Lo que usted ampara con su complacencia es lo construye el entorno de miedo y rabia que se respira en la calle; lo que usted admitió con su conducta permisiva me demuestra (una vez más) que ustedes no creen en la democracia.

Hoy estuve en mi lugar, donde me toca, en mi salón de clases; esa es mi trinchera General. Pero que sorpresa la mía cuando me encuentro con los zancudos nada más… Los estudiantes estaban al frente de su Cuartel reclamando por sus compañeros injustamente detenidos por sus soldados. Entre sus trofeos de guerra (9 en total), se encontraba uno de mis alumnos y uno de mis mejores amigos. Me dirigí a las puertas de su Cuartel, como Abogado y Profesor de la UC; no pude siquiera bajarme del carro. Los estudiantes (y un periodista de El Carabobeño) fueron golpeados, robados (si, ROBADOS) y algunos heridos, teniendo que refugiarse en un centro comercial cercano. No me lo contaron, yo lo viví.

Le puedo conceder (no queda de otra) que usted coloque a estas personas en las afueras, ya que es algo que se viene dando desde mi época de estudiante… está bien, hágalo, abuse de su derecho, estamos acostumbrados… ¿Pero está usted consiente que esas personas golpeen, roben e hieran a estudiantes FRENTE A SUS SOLDADOS? ¿No se enteró que en sus narices se cometieron delitos, se esgrimieron armas de fuego y sus soldados no movieron un dedo? ¿Esos son los militares que se supone están para cuidar nuestras fronteras y el resguardo de los venezolanos? ¿O es que sus soldados sólo cuidan a quienes se pongan una franela roja?

Los universitarios, como me dijo un excelente amigo hoy, tenemos un tizón en el pecho pero una bolsa de hielo en la cabeza…

Mi estimado General NO me diga usted que NO posee lógica mi carta.

2 comentarios:

  1. Compadre, te leo desde Asia y me generas ciertas ideas de similitudes transculturales. Hagamos un ejercicio juridicoide, de esos que eres adicto.

    Por aquí, como bien nos cuentan en las clases de derechos humanos, existe una concepción distinta del modelo de estado democrático occidental, algo que a uno le cuesta bastante concebir. Para ellos, la libertad de expresión sólo tiene sentido cuando la dignidad humana está siendo ultrajada, pero si el estado tiene valores superiores que protejer, como la dignidad de la comunidad, la indignación individual no es suficiente en el balanceo de intereses para calificar como un "derecho" (claro, el que realiza el balance es el estado, quien determina qué es la dignidad de la comunidad).

    Los valores democráticos (pura paja occidental, para muchos orientales) son sacrificados en pro del derecho a la subsistencia y al desarrollo. Proveer a los ciudadanos con un estilo de vida digno, sacarlos de la pobreza y permitirles desarrollarse profesional y/o académicamente(sin obstaculizar los objetivos del estado), es el argumento primordial para rechazar el estado de derecho, los derechos humanos y la democracia.

    Todo suena horroroso a nuestros oídos ajustados a las armonías del derecho natural, a los valores superiores del derecho. Pero uno se asusta un poco cuando ve en Singapur (donde no hay elecciones, donde no hay libertad de expresión) una ciudad del tamaño de Caracas sin un solo pobre. Yo creo que los pobres de Singapur somos Cristina y yo. Uno se asusta cuando viaja por China y se entera que le llevan un siglo de desarrollo a los Estados Unidos en muchas cosas, ve "ciudades pequeñas" (a escala China) de 6 millones de habitantes con una infraestructura impecable, sin barrios con ranchos de latas. O cuando en Beijing se encuentra a 18 millones de personas viviendo en mejores condiciones que el 40% de los habitantes de las ciudades mas pobladas de Venezuela (pueblitos insignificantes para la escala China).

    Entonces surge la duda: ¿vale la pena el sacrificio en nuestra tierra? ¡El gobierno de Chávez no ha podido ser más instrumental en despejarnos esa duda! Si cambiamos democracia por desarrollo, duele mucho, pero se piensa. Se piensa en los que sufren los barrios, la carencia de aguas negras o servicios de cualquier tipo. Ahora bien, si cambiamos democracia por involución económica, social, política, dependencia petrolera (carbohidrato desahuciado), división y exclusión social, discriminación, vejaciones, yo no creo que haya duda que quepa: ¡Así NO!

    Venezuela no se parece a China o a Singapur, donde han podido desarrollarse y escapar de una pobreza terrible que hace apenas cuatro décadas era tal vez peor que la nuestra. Venezuela se parece a Myanmar, donde el régimen militar impuso una constitución inconstitucional (gran logro jurídico, vaya oxímoron, al que seguro habrán de voltear a explorar, envidiosos, nuestros "juristas" de la Sala Constitucional). En Myanmar tampoco hay democracia ni derechos humanos, pero ahí no lo cambiaron por desarrollo, cabe mejor nuestra popular expresión: cambiaron su madre por una mula.

    Un abrazo compadre.

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  2. Hermano de mi Alma. Leerte es causa eficiente para iniciar un fin de semana lleno de plenitud.

    Pues fíjate que he estudiado algunas arquitecturas constitucionales de Asia, no me es extraño alguna de las cosas que comentas. Tienes razón al decir que los orientales consideran nuestros valores democráticos poco menos que basura, o como diría mein freund Sir Hendrik: "just rubbish". La causa de ello es su conformación histórica y política, Asia ha sufrido MUCHO. Todavía en muchos paises se restañan las heridas abiertas dejadas por la guerra, la barbarie y el fanatismo idiota. Es el orden vs el desastre, es la estabilidad frente a los pasos vacilantes de nuestra cultura. Por eso juzgarlos es injusto, todo lo contrario, debemos estudiarlos ya que poco sabemos de ellos.
    Y si hermano mío, aqui estamos entregando a la democracia a cambio de desastre, corruptela y desasosiego. Pero seguiremos peleando, seguiremos construyendo un futuro; no quiero que mi Dariella crezca en un país sumergido en el fanatismo y el miedo.
    Gracias hermanito por leerme y como siempre, demás está decirte lo mucho que te extraño; tengo un monton de rubbish por contarte.
    Un gran abrazo y saludos a Cristi...

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